Han transcurrido ya algunas semanas desde que se implementó la suspensión de clases presenciales, en el marco de las medidas de prevención por la pandemia de Covid-19. Desde aquel momento, los docentes tuvimos que instrumentar nuevas formas de comunicación con nuestros estudiantes para poder continuar con las actividades educativas del ciclo lectivo.
A la urgencia inicial por seleccionar herramientas TIC para mediar contenidos, le siguió una serie de acciones que debimos tomar sobre la marcha, como adecuar dichas herramientas a las estrategias didácticas, probarlas, readecuarlas, crear tutoriales, redefinir enunciados, e incluso, replantearnos la función docente, entre otros desafíos.
El proceso de evaluación generó nuevos interrogantes, especialmente referidos a qué herramientas digitales debíamos comenzar a incorporar. Sin embargo, no surgieron con demasiado énfasis preguntas como ‘para qué evaluamos’ o ‘qué podemos lograr con estas herramientas’, por ejemplo. En ese sentido, consideramos necesario destacar que la evaluación es un proceso eminentemente pedagógico y que la selección de las herramientas (digitales o tradicionales) es el último paso a considerar.
De nada servirá contar con nuevas herramientas si continuamos evaluando sin plantearnos qué deben ‘saber’ y ‘saber hacer’ nuestros estudiantes al finalizar el cursado, o si lo hacemos sólo reproduciendo matrices de enseñanza y aprendizaje del siglo 19.
Si fuese posible hacer una recomendación en esta contingencia, esta sería la de usar el sentido común durante el diseño de las instancias educativas. Eso implica, como mínimo, adecuar la cantidad de contenidos y actividades en el tiempo, y diseñar el proceso evaluativo en concordancia con la estrategia didáctica aplicada para las clases mediadas por TIC.
A esta altura de la situación, posiblemente muchos docentes han aprendido -a prueba y error- a realizar esa adecuación. Probablemente hoy estén proponiendo actividades superadoras a las que proponían hace tres semanas y, seguramente, ya contemos con un grupo importante de profesores y profesoras fortalecidos profesionalmente por esta experiencia.
Educación mediada por TIC y el camino hacia la educación a distancia
Desde octubre de 2018, la Secretaría Académica de la UNCUYO, a través de la Dirección de Educación a Distancia, desarrolla un plan de capacitación en TIC para docentes, con la intención de formar los recursos humanos necesarios para llevar a la virtualidad parte de los espacios curriculares de diferentes carreras, o carreras completas que sean validadas y acreditadas por CONEAU.
Alrededor de 1000 docentes, principalmente de esta casa de estudios, ya han aprobado uno o más de los 5 cursos ofrecidos con la opción pedagógica a distancia, y diversas ediciones de talleres para la creación de videos e infografías.
En ese marco, deben destacarse también todas las acciones realizadas desde 2007, año de creación de la Dirección de Educación a Distancia e Innovación Educativa de esta Universidad, y especialmente el Proyecto de Digitalización, el cual involucró a todas las unidades académicas e institutos de la misma.
Esos docentes capacitados son quienes lideran hoy el acompañamiento necesario durante el periodo de aislamiento que estamos transitando, en cada una de las unidades educativas donde se desempeñan. Esta situación nos alienta a redoblar esfuerzos, sabiendo que estamos en el camino correcto.
Por su parte, mucho se habla en estos días acerca de la relevancia que ha adquirido la educación a distancia por el contexto de aislamiento social obligatorio al que nos ha llevado la pandemia. Sin embargo, es oportuno aclarar que, en esta coyuntura, las acciones educativas en general, no se encuadran en la modalidad virtual o de educación a distancia.
Sin entrar en profundidad en los aspectos pedagógicos e instrumentales, podemos decir que las carreras con esa opción pedagógica requieren, como mínimo, de un cronograma escalonado donde las asignaturas, en su mayoría, no se superpongan. Además, necesitan una mayor cantidad de recursos humanos involucrados en este sistema (un profesor contenidista, un tutor cada 20 ó 30 estudiantes, un responsable de apoyo pedagógico, etc.) y una metodología de evaluación continua, encuentros sincrónicos no presenciales, instancias presenciales y exámenes finales presenciales.
Todas estas características están plasmadas en la Resolución N° 4280/2018 de creación del Sistema Institucional de Educación a Distancia (SIED) de la UNCUYO, evaluado por CONEAU y luego validado por la Secretaría de Políticas Universitarias. Por lo tanto, la UNCUYO cuenta con un marco normativo para el diseño de propuestas de educación a distancia desde el año 2019 y, en estas circunstancias, para orientar las acciones docentes.
En ese contexto, vale destacar que, aunque la educación mediada por TIC que estamos transitando dista mucho de contar con las características propias de la educación a distancia, sin dudas, ha instalado este tema en la comunidad, no solo educativa sino en general.
Por otra parte, estamos convencidos de que esta circunstancia absolutamente inesperada dejará trazado el camino hacia una educación a distancia que permita cubrir con calidad las necesidades de aquellos y aquellas que requieran y deseen formarse en esta modalidad.
En virtud de ello, y dimensionando la complejidad del trabajo que los docentes están llevando a cabo con un ritmo vertiginoso, e incluso abrumador, desde la Dirección de Educación a Distancia e Innovación Educativa seguimos acompañando a todos los docentes con instancias de capacitación, especialmente a aquellos que se desempeñan en nuestra Universidad. Además, brindamos el apoyo necesario a todas aquellas acciones que los referentes de educación a distancia de cada unidad académica, instituto o escuela, se encuentran poniendo en marcha con extrema responsabilidad y dedicación.
El mundo ha cambiado. Aprovechemos este momento para, de la mano de la virtualidad, hacer una educación para ese nuevo mundo.