La reforma de la escuela secundaria que se implementará gradualmente a partir de 2018 en las instituciones educativas públicas de la Ciudad de Buenos Aires llamó la atención en todo el país, porque entre sus puntos, establece que los estudiantes de este nivel deberán “trabajar” durante un periodo de su último año.
Según detallaron desde el gobierno porteño, se trata de prácticas educativas para que los alumnos puedan aplicar lo aprendido durante los años de estudio en un ámbito extra escolar.
En nuestra provincia, desde la Dirección General de Escuelas (DGE) aseguraron que no se trata de una medida novedosa ya que hay varios establecimientos públicos educativos que realizan este tipo de prácticas. De hecho en aquellas instituciones que dependen de Educación Técnica y Trabajo desde hace un mes se volvió obligatorio realizar pasantías fuera de las instalaciones.
Mientras que en el caso de la subordinada a la Dirección de Educación Secundaria depende del proyecto interno de cada establecimiento. Teniendo en cuenta estas dos modalidades de la DGE, más los colegios de la UNCuyo, aproximadamente unas 117 escuelas tienen algún tipo de práctica laboral tanto interna como externa. Muchos colegios privados también cuentan con este tipo de actividad.
Néstor Américo, director de Educación Técnica y Trabajo, recordó que previamente las pasantías eran opcionales para los colegios dependientes de la dirección que comanda, pero que hace un mes se dictó una resolución que las volvió obligatorias para la formación.
“Ahora todas las escuelas técnicas y los CCT (centro de capacitación para el trabajo) tienen que ofrecer una pasantía laboral”, indicó el funcionario. En total estos establecimiento son 160 (80 técnicas y 80 CCT) pero no todos se han adapto a este reciente cambio.
“Hoy en día son unas 60 entre ambas modalidades los que ofrecen pasantías, esperamos que el universo vaya creciendo y que se alcance la totalidad el año que viene”, se esperanzó Américo. La idea del funcionario es que la institución “rompa su estructura” y se ponga en contacto con lo que sucede en el sector productivo.
Américo precisó la diferencia entre práctica profesionalizante y pasantía: “Las primeras pueden hacerse adentro de la escuela o afuera, mientras que las segundas se hacen sí o sí afuera”.
Para él se ha “demonizado” a las pasantías porque en una época tenían que ser rentadas, pero aclaró que ahora no es así. “Son prácticas que complementan la formación de los alumnos en ámbitos laborales reales, pero eso no significa que los saquemos a trabajar”, subrayó.
Por su parte Sara Lucero, directora de Educación Secundaria, explicó en que los establecimiento que dependen de su dirección las prácticas profesionales son optativas. “Nosotros no obligamos, tratamos de convencer de la necesidad y darle la libertad para ver cómo pueden llevarlo adelante”, manifestó.
Ella remarcó que en el caso de las que han implementado algún tipo de práctica tiene que ver con un esfuerzo del director de la institución y de los profesores. Ella calcula que de las 184 escuelas que de allí dependen, aproximadamente en un 30% se hacen distintos tipos de prácticas, es decir, unas 55 . “Hay distintas maneras, por ejemplo, los bachilleres de Economía las hacen en empresas privadas o en municipalidades, los orientados a salud en entidades sanitarias y así sucesivamente”, comentó.
Ella destacó también que hay otros casos en que estas prácticas se hacen dentro del establecimiento. “Sobre todo las orientadas al agro.
Por ejemplo la escuela Mapu Mahuida de Bardas Blancas, Malargüe que tiene su propio vivero”, detalló a lo que sumó que algunas tienen empresas simuladas, cooperativas o radios escolares. “Cada una hace en la medida que puede”, aclaró a la vez que aseguró que no todos los directivos buscan que sean afuera porque le tienen temor a las salidas. Otro obstáculo que se presenta es que los profesores deben hacer las visitas en las distintas organizaciones y su trabajo no lo contempla. “Al docente le pagamos la hora que está frente alumno y una salida requiere un trabajo extra”, reconoció Lucero. Además mencionó que no es tan sencillo encontrar organizaciones que reciban a todos los alumnos.
Los bachilleres de Economía las hacen en empresas privadas o en municipalidades; los orientados a salud, en entidades sanitarias.
De todas formas, la funcionaria anticipó que estos cambios que se realizan en Buenos Aires se corresponden con la Secundaria 2030 y que luego se irán implementando en todo el país. “Vamos a tender a ese paradigma porque la idea es que no solo se trabaje en la escuela, sino en la comunidad”, dijo.
Colegios de la UNCuyo
Dentro de los colegios de la UNCuyo, por lo menos dos cuentan con este tipo de modalidad de “trabajo” fuera de la escuela. En el colegio Martín Zapata, desde hace más de 15 años llevan adelante un programa de prácticas laborables no rentadas. “La idea es que los alumnos puedan poner en juego los conocimientos aprendidos”, comentó Perla Cremaschi, directora de la institución.
Ella detalló que estás prácticas están dentro de un espacio curricular y llevan nota. “En el primer cuatrimestre hacen la parte teórica, aprenden cómo llevar adelante una entrevista de trabajo, armar un CV, entre otros”, enumeró. Luego son ellos mismos los que empiezan a buscar las posibles empresas para insertarse.
Con las distintas firmas realizan convenios para que los estudiantes asistan de lunes a jueves por cuatro horas. “Se hacen durante el mes de noviembre y son los mismos profesores los que van dos veces por semana a ver al alumnos”, contó.
La directora destacó que es una modalidad ha dado excelentes resultados y que incluso algunos alumnos han sido posteriormente contratados por esas firmas. “Sería interesante que todas las escuelas puedan hacerlo, el tema sería encontrar las organizaciones que los reciban a todos”, expuso.
El Liceo Agrícola es otra institución dependiente de la casa de altos estudios que cuenta con este tipo de práctica. “Por ser una escuela técnica tenemos una gran carga horaria de práctica obligatoria. De primero a tercer año son prácticas pre profesionalizantes que se hacen en la institución y de cuarto a sexto son profesionalizantes y se hacen en distintas organizaciones”, detalló la secretaria académica Celia Rodríguez.
Ella precisó que en cuarto año suelen concurrir a firmas productoras de panificados y lácteos, en quinto a organismos del estado y en sexto a bodegas. “Se realizan en distintas épocas dependiendo del año que estén cursando y son los mismos profesores los que van a ver cómo les está yendo”, añadió. Para ella se trata de espacios que ponen a prueba los saberes. “Hay un juego entre la teoría y la práctica bien completo”, aseveró.
Visión sindical
Atentos a esta reforma que se está realizando en Buenos Aires, en la que se incluyen prácticas educativas para todos los estudiantes, desde el SUTE remarcaron que se trata de un tema complejo y que es necesario analizar a fondo.
“La escuela tiene que educar para el trabajo porque es parte de la vida social pero no es lo mismo que educar para empresas, hay una línea muy delgada que los diferencia”, señaló Sebastián Henríquez, titular del gremio.
Según su visión, en la práctica esa modalidad termina siendo una forma de contratación encubierta. “Por esa razón hay que regular bien las pasantías y también educar en derechos; es más complejo que llevar a un alumno a una empresa”, aseveró.
Fuente: Diario Los Andes