El COVID-19 ha impactado completamente en la vida cotidiana de la sociedad modificando las rutinas familiares, los hábitos y los modos de vincularnos. En este sentido, las y los adolescentes están en un proceso de adaptación a una nueva forma de estudiar, de conectarse con los demás y de convivencia permanente con el resto del núcleo familiar. A esto, se agrega la situación de los que egresan del nivel medio y la necesidad de elegir un estudio, carrera, preparación, etc.
Según la plataforma U-Report- Unicef, los sentimientos que prevalecen entre jóvenes en tiempo de cuarentena son aburrimiento, preocupación por los demás y ansiedad pero, también, tranquilidad y disfrute.
Los resultados del relevamiento de un grupo de científicos de la facultad de Psicología de UCES en Argentina sostiene que, entre los 18 y 39 años de edad, experimentan mayor nivel de depresión y estrés. Las respuestas más frecuentes a las preguntas de Unicef Argentina estuvieron asociadas al hecho de no poder contar con espacios de socialización y encuentro. Un gran porcentaje (34,8%) manifestó no contar con nadie para conversar acerca de sus sentimientos dentro del hogar.
Por esto mismo, la UNCUYO propone tips para acompañar la elección vocacional de estudiantes en tiempo de pandemia.
El rol del equipo de profesionales del Departamento de Orientación Vocacional de la Secretaría Académica del rectorado, consiste en acompañar al estudiante como a su adulto responsable para una elección exitosa de la carrera, y de las estrategias de aprendizaje necesarias para una vida académica exitosa.
Desde el área explican que es fundamental estar en el día a día y el sostenimiento emocional para que no se alejen y que no quede ubicado en un lugar de soledad. Aumentar la comunicación, profundizar la escucha de sus preocupaciones, opiniones y emociones, responder a sus preguntas, animarlos a expresar y comunicar sus sentimientos.
Se debe comprender que la adolescencia acentúa actitudes y emociones diferentes sobre todo en el confinamiento, y que el adulto tenga tolerancia a la necesidad de tiempo de nuestros hijos para elegir vocacionalmente. Desterrar la impaciencia y desarrollar la capacidad de escucha y no contagiarles ansiedades ajenas.
Por otra parte, ayuda mucho contar sobre rememoración de su historia, su infancia, ayudarles a recordar sus juegos favoritos, gustos, habilidades, anécdotas.
Un tema a tener en cuenta, manejar la información actualizada de la oferta académica, posibilidades y estudios. Asegurarse de dar una opinión o dato certero, no “lo que se dice”. Hoy es sencillo ingresar a las distintas páginas de las universidades e institutos para corroborar información.
Es valioso no invadir con discursos pesimistas, para evitar que el joven quede sujeto al mecanismo de negación, la famosa frase “no pasa nada" o de la inhibición, el no poder. Deberíamos evitar los prejuicios y mandatos, que los padres no antepongan sus intereses, deseos o lo que ellos creen que es mejor para sus hijos. Es muy probable que aquellos que sigan una carrera familiar por obligación abandonen tempranamente la carrera.
Un aporte puede ser el de destacar sus aciertos y no sus errores; acentuar sus habilidades, destrezas y capacidades. Esto ayuda a fortalecer su autoestima, aspecto fundamental para poder proyectarse en la realidad de modo satisfactorio y generar motivación, gestar sueños y proyectos.
Consideramos que lo ideal es acompañar y contener en esta situación a nuestros jóvenes, virtual y presencialmente, promoviendo el pensamiento crítico y el análisis de las diversas opciones para elegir, “de manera que el adolescente pueda implicarse en una ilusión, en una utopía que son los constructores del futuro”. (Scalise,S.)
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