Este año, más que nunca, nuestra escuela ha estado sostenida sobre el trabajo en equipo, un gran trabajo realizado entre todos aquellos que formamos parte de ella. 

Estudiantes, familias, personal de servicios generales, personal de apoyo académico, profesionales del Servicio de Orientación, preceptores, profesores y equipo directivo hemos trabajado codo a codo con enorme compromiso, para que la Escuela de Comercio Martín Zapata pueda construir una sede en cada uno de los hogares de los y las jóvenes que nos eligieron para cursar sus estudios secundarios.

Queda mucho por hacer y seguramente muchos desafíos nos esperan todavía, pero hoy, gracias a la valiosa iniciativa de la Asociación Cooperadora, hemos logrado que todos/as los/as estudiantes que terminan este año su secundaria reciban, en la puerta de sus casas, una chispa del afecto, del reconocimiento y de la admiración que sentimos por ellos y ellas.

El pequeño obsequio que recibieron en estos días, el breve encuentro, las palabras y las lágrimas de emoción llevan implícita la promesa de que nuestra escuela, su escuela, siempre tendrá las puertas abiertas para cada uno/a.

Esperamos que la Escuela de Comercio Martín Zapata pronto tenga también una sede en sus corazones, como la tiene en el de cada una de las personas que día a día, con cada latido, dedicamos nuestras mejores energías en construirlo, sostenerlo y mejorarlo. 

Quizás sea por eso que nos gusta repetir una frase que crearon estudiantes de la escuela, hoy ya egresados, hace muchos años:

¡Al Martín Zapata lo hace grande su gente!