Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Inspirar desde la adolescencia

Su juventud no les impide contar sus historias. Estudiantes del Martín Zapata hablan sobre las dificultades y experiencias que los impulsaron a dar charlas TED.

25 de agosto de 2019, 19:14.

imagen Inspirar desde la adolescencia

Trabajar la empatía, descartar estereotipos inalcanzables, aprender a conectarse desde la comunicación y saber sobrellevar los cambios son cuestiones sobre las que tomamos plena conciencia, si tenemos suerte, en la adolescencia inicial –cuando la vida inexorablemente se complejiza– y que nunca nos dejan de acompañar. Esa es una de las buenas razones para escuchar a quienes nos hablan con perspectivas más frescas, como son las y los adolescentes. En esta nota, cinco estudiantes de la Escuela de Comercio Martín Zapata que ofrecen charlas en formato TED cuentan por qué eligieron esas temáticas para sus presentaciones.

Sofía Cara (16) se cambió de escuela el año pasado. Ese suceso inspiró “Cambios pequeños”, el título de su charla. “Pienso que a veces necesitamos cambios en la vida. Un cambio muy pequeño nos puede cambiar por completo a todos”, sostiene Sofía.

Ella no se sentía incluida en el grupo que tenía en su colegio anterior y eso hizo que pensara que tenía que cambiar su forma de ser para encajar en él. Pero no lo hizo; en lugar de eso, dio un giro. “Terminó siendo muy bueno para mí”, subraya.

Su timidez no fue un impedimento para que asistiera a los talleres preparatorios que se desarrollaron en su colegio en la primera mitad del año. El programa de Clubes TED-Ed capacita gratuitamente a docentes de escuelas de Argentina, previa adherencia al mismo, y los dota de herramientas para que sus estudiantes puedan elegir una idea y aprender a desarrollarla enfrente de una audiencia. Es decir, el mismo formato de charlas breves que desde hace décadas hace la organización TED, pero enfocado en estudiantes de 12 a 18 años.

Fueron 12 encuentros; la presentación final de este viernes 23 en el Espacio de Ciencia y Tecnología UNCUYO fue ensayada y pulida a lo largo de esas clases preparatorias. En total, 14 estudiantes del Martín Zapata prepararon sus charlas.

Salirse de los estereotipos

El título que Martín Kotlik eligió para su presentación fue “Estereotipos incompletos”. “Estas palabras son un muy buen resumen de mi charla —señala—. Yo hablo de discriminación, pero más desde los prejuicios que creamos y todo lo que nos perdemos por esos prejuicios”.

Un prejuicio, dice Martín, es la creencia en que alguien es de determinada manera y piensa de cierta forma solo por estar dentro de un grupo, sea este social, religioso o de cualquier otra índole. La idea le vino cuando vio una charla sobre discriminación. “Pensé ‘Es un muy buen tema, se tiene que hablar'. Hoy en día hay mucha discriminación y no hay mucha gente haciendo algo por cambiarla. Yo creo que esta charla va a servir mucho”.

Aprender a querernos con nuestras complejidades y diferencias para poder hacer caso omiso a esos estereotipos que nos quieren imponer también es un desafío que comienza a edad temprana. Florencia Rávida (16) lo vivió en carne propia y eso la inspiró a inscribirse y a llamar a su charla “La que no soy”.

“Durante una etapa de mi vida —cuenta Florencia— me mostré como una persona que nunca fui. Es como si durante todo ese proceso me hubiera engañado (…) Yo tenía esos estereotipos, los tomaba y empezaba a mostrarme de esa manera, ya sea en la ropa que vestía o en la forma de expresarme”. Además, Florencia explicó el proceso que inició el colegio de la UNCUYO desde que la profesora Belén Fernández se postuló para quedar frente al taller: “Consta de 12 encuentros en los que te van armando tu idea. Para el encuentro número diez, ya tiene que estar fija (…) Tiene que ser algo que hayas visto u oído. Algo que la gente pueda llevarse y reflexionar”.

Expandiendo horizontes

Aprender una lengua y practicarla también puede ser una herramienta para romper las barreras culturales. Hacerlo en otro país, más todavía. En ese sentido, la experiencia de Santiago Chirino (17) en Manchester, Inglaterra, y otros sitios de Europa lo cambió. “También fui a Italia y a Polonia. A muchos pueblitos. Hablé muchísimo con gente de otros países, conocí otras culturas y costumbres”.

En su relato, Santiago cuenta su experiencia con la lengua inglesa y cómo esta y otras pueden ayudarnos a construir puentes. Por eso, su aporte lleva el nombre de “El idioma como puente” y busca inspirar “amor por los idiomas”, como él señala.

“Nos falta mucha empatía”

En “Habilidades sociales para cambiar el mundo”, Agustina Morales (17) se enfoca en aquellas que más le interesan: la empatía, la asertividad, la inteligencia emocional, la capacidad de escucha y la capacidad para disculparse. La inspira una experiencia personal: “La separación de mis papás fue muy conflictiva. Yo era muy chiquita y tuve que madurar de repente. Era una niña y empecé a cuestionarme a partir de todo lo que sufrí a esa edad”.

“Creo que nos falta mucha empatía (…) Muchas veces pensamos que la empatía es simplemente decir: 'Sé lo que te pasa', pero no tiene que ver con eso, sino con pensar y sentir como el otro, que no quiere decir que estemos de acuerdo con su postura, pero sí con comprenderla”, sostiene Agustina.


 

Contenido relacionado